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Como participar en grupos

Como participar en grupos

Hace muy poco un buen amigo planteó un tema que me pareció interesante. Una situación que seguro a muchos les pasa: como desenvolverte en un grupo.

A veces puedes ser muy sociable y muy hábil con interacciones individuales pero cuando llega la hora de estar en un grupo, de repente, no sabés que decir y, encima te sentís incómodo. Por eso elaboré la siguiente respuesta que creo que te puede servir:

A mí me sucedía lo mismo. Era bueno en las interacciones individuales y malo en las grupales. Luego descubrí cuál era realmente el problema.

No era que era malo en las grupales. Había muchos antecedentes en donde me había desenvuelto de forma magistral en ciertos grupos. Seguramente, si recordás situaciones que viviste a lo largo de tu vida, de seguro que hubo grupos en los que te desenvolviste mejor que en otros.

El problema fue que en algunos grupos me sentía más cómodo que en otros. Normalmente, la falta de integración grupal está asociada a una falta de afinidad. En primer lugar, tratá de pensar si te estás moviendo en la demografía poblacional en la que más te sentís a gusto. 

Sí, por supuesto, podés encontrar formas de integrarte a cualquier grupo como un ejercicio de sociabilidad y dinámica social sin embargo, a la larga, tenés que encontrar tu grupo de pertenencia. Imaginate un Otaku en un grupo de fanáticos del Metal Rock. Se sentiría como sapo de otro pozo.

Sí, podés hacer un esfuerzo para integrarte y para conocer los temas que une a ese grupo, así como sus códigos. Aun así, si vas a hacer semejante esfuerzo asegúrate que realmente seas afín a los gustos de dicho agrupamiento.

Podés  hacerlo como un experimento social si eso te apetece. Yo lo hice varias veces. Me sentaba con personas cuyos gustos distaban del mío y que apenas conocía para ver si podía integrarme y sentirme cómodo. Lo pude hacer. Es cuestión de escuchar y seguir atentamente las conversaciones para enganchar la “frecuencia” o “sintonía” del grupo y, una vez hecho eso, integrarse.

El problema es que esto cuesta, sobre todo si no prestás mucha atención porque te sentís aburrido o distante. Al no prestar atención, no te integras. Al no integrarte no prestás atención. Rompé el círculo escuchando y prestando atención, así vas entendiendo los códigos y podés empezar lentamente a aportar pequeños comentarios que sumen a la dinámica grupal. De menor a mayor. 

En una dinámica de mediano plazo, podés abordar individualmente a los miembros del grupo para generar un vínculo con cada uno de ellos. Al hacer eso, cuando estén todos juntos va hacer más fácil la interacción grupal. Igualmente, el objetivo es que encuentres tu demografía y sepas que te apasiona realmente. Algo que dudo que sepas realmente.

Luego de que le comentara lo anterior, mi amigo planteó un tema sobre el que también vale la pena hacer algunas aclaraciones:

“Otra cosa que noté es que no hay un momento o una pausa para poder empezar a hablar, para qué todos te escuchen. Imagino que tendré que interrumpir, generalmente los “alfa” hablan y los demás escuchan. Nadie me dirige la mirada esperando que hable o, si lo hago, es por periodos cortos”. Dijo él.

A lo que contesté:

“En primer lugar, el hecho de que me estés hablando de “alfas” y términos por el estilo, muy ridículos sacados de libros de desarrollo personal, me dan la pauta que estás adoptando el marco erróneo. Olvídate de esa mierda de los alfas y los betas y usa el sentido común. 

Como te dije, la cuestión no es hablar por hablar sino aportar algo y solo vas a sumar si estás escuchando atentamente de lo que se habla. Imaginate que se está hablando de Madonna y vos comenzás a hablar de futbol. Eso te hace un descalibrado. Si estás siguiendo la conversación seguro que en algún momento se te va a ocurrir algún comentario interesante, cómico e inteligente. 

No es el hecho de interrumpir para decir huevadas o mandarse la parte sino de aportar. A veces esos pequeños comentarios valen más que interminables discursos. Y no hables por hablar, hacelo si realmente sentís la necesidad de decir algo. No se trata de interrumpir sino de hablar cuando quieras hacerlo, independientemente de si interrumpas a alguien o no que es parte de una dinámica conversacional.

Sentido común: observa y escucha atentamente y vas a saber cuándo es el momento para aportar un delicioso comentario.”

Después otro amigo agregó algo muy interesante:

“Creo yo, que tienes dos alternativas. 

1 – Te quedás en el molde y seguís como estás ahora. 

No hace falta agregar comentarios forzados ni hablar boludeces en las charlas. No tenés que ser el bufón del grupo. De hecho, lo peor que podes hacer es forzarte a decir algo que en realidad no pensás, pero solo lo decís para complacer o quedar bien con los demás. 

Tampoco hace falta que seas el “líder” del grupo hablando todo el tiempo, no vas a ser más o menos “alfa” por esto. 

Acordate que: “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras”.

2 – Intentás meterte en la movida esa. 

De a poquito empieza a soltarte más. Al principio tus comentarios  pueden llegar a romper el ambiente, pero no tengas miedo de eso. Siempre y cuando seas honesto con tus pensamientos, la gente va a responder de forma honesta también y te va a tratar como un igual. De a poquito vas a ser un poco más divertido”.

Finalizó con un comentario muy apropiado de un experto en dinámicas conversacionales:

“Yo sentía lo mismo durante un tiempo, y me di cuenta que simplemente no escuchaba a los demás. No podía seguirles la conversación ya que estaba muy preocupado pensando en algo ingenioso o chistoso que decir”. 

Algo parecido a la vieja paradoja de la meditación: estoy tan preocupado por vivir el presente que no puedo vivirlo.

Ahora podés decirle: “Pero no sé cómo iniciar una conversación, o como entrar a un grupo”, “o como hacer humor”.

Bueno, eso lo vamos a ver más adelante.

El Sábado 13 de octubre realizaremos una jornada sobre habilidades sociales.

Contáctate: aad1682@gmail.com